La agresión es uno de los principales motivos de consulta en Etología Clínica.
Es un problema frecuente y grave con consecuencias importantes en salud pública, responsabilidad legal, y costo económico para la víctima y el país, ya que las personas mordidas deben recibir tratamiento médico y muchas pueden quedar inhabilitadas para trabajar durante un período variable de tiempo.
Estadísticas realizadas hace un tiempo en Estados Unidos indican que se registran aproximadamente 2.000.000 de personas mordidas por año, de ellas 37 mueren, el 50 % necesitan atención hospitalaria y el 40% son niños menores de 9 años.
Otro estudio reveló que el índice de ataques mortales a recién nacidos era 370 veces y el de niños pequeños 85 veces superior al de personas adultas con edad entre 30 a 49 años. Generalmente las víctimas de ataques mortales son niños o ancianos, de los cuales el 75% no habían provocado o atacado al animal ni invadido su territorio, además en estos hechos no estuvieron involucrados animales abandonados, fueron causados por perros con propietario.
En Argentina el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur recibe anualmente alrededor de 6500 denuncias de mordeduras, pero éstas corresponderían solo al 65 % de los casos, el % restante no es denunciado porque los lesionados son propietarios de los animales o las heridas son causadas por animales de pequeño tamaño y sin gravedad.
El perro pertenece a una especie social y en ellas la agresión es un medio para mantener el orden dentro del grupo, lo utilizan para establecer y mantener relaciones sociales, expulsar del territorio a adultos de otras especies o caninos pertenecientes a otras manadas y para protegerse a sí mismos o a la cría.
Es importante tener en cuenta que la raza o el tamaño del animal no limitan la presentación de un comportamiento agresivo, esto significa que puede tenerlo tanto un animal de raza chica como gigante o mestizo; si serán diferentes las consecuencias del mismo.
Los cachorros aprenden con su madre y hermanos las posturas propias de la especie y las reglas de jerarquía que rigen la manada. Por eso no tiene que extrañarnos que el perrito de 2 o 3 meses nos muestre los dientes en forma amenazante frente a situaciones que no son del todo gratas para él.
Como puede verse, en algunos casos la actitud agresiva del perro puede ser una conducta normal para la especie pero inaceptable para convivir con el ser humano, pero también el animal puede presentar comportamiento agresivo como consecuencia de un problema orgánico (ya que a veces la agresión es el primer síntoma de un trastorno orgánico) o éste puede deberse a una patología del comportamiento (sociopatía, fobia, ansiedad, distimia, disocialización primaria, desritualización, ....).
Actualmente en nuestro país está de moda poseer animales de gran tamaño como animales de compañía, pero muchas de las razas elegidas se crearon para competencias de lucha o protección y fueron seleccionadas teniendo en cuenta su facilidad para presentar un carácter agresivo, conveniente para el papel que debían desempeñar.
Es fundamental criar a estos animales en forma adecuada para evitar generar riesgos innecesarios para sus propietarios y/o la población humana y animal.
Es placentero convivir con un perro de buen comportamiento, de lo contrario se afectará la relación con su propietario.
Muchas veces los dueños son agredidos por intentar tocar el comedero o cualquier objeto del animal, acariciarlo, abrazarlo, pasar sobre él cuando está descansando, aplicarle una medicación, bajarlo de un sillón, entre otras situaciones.
En consecuencia el animal será regalado y en pocos casos el problema mejorará o desaparecerá. Generalmente no será así, derivándose el problema a otra persona porque lo que cambia es el propietario no el problema y así este “paciente-problema” seguirá pasando de una familia a otra indefinidamente.
En otras ocasiones puede ser ubicado en un refugio, abandonado en la vía pública, o se les realizará la eutanasia, lo que ocurre más frecuentemente de lo que debiera ser por la tenencia no responsable del animal de compañía.
Es importante tener en cuenta que generalmente el perro no empieza a morder de un día para otro, dará diferentes señales que aumentarán o no de intensidad en función de los resultados obtenidos con el correr del tiempo.
La agresión incluye la acción de morder y también las conductas de gruñir o fruncir los belfos (labios) sin que el animal muerda.
Ciertas veces todo puede quedar en simples gruñidos, en otras será una bomba de tiempo que finalmente estallará.
Es positivo realizar una consulta con un médico veterinario especializado en Etología Clínica (problemas de comportamiento) cuando aparecen las primeras señales para prevenir el aumento de la gravedad del hecho.
Ante una consulta por agresión es necesario identificar la causa evaluando en forma completa al animal. Puede generar agresión cualquier problema que le produzca dolor, lo debilite o afecte su visión o audición, también enfermedades del Sistema Nervioso, hormonales, virales, bacterianas, intoxicaciones, neoplasias...
Por lo tanto es necesario realizar un buen examen clínico que requerirá en algunos casos el apoyo de estudios complementarios (análisis de laboratorio, radiografías, tomografía axial computada, electroencefalogramas, etc.), ya que la agresión puede ser la primera manifestación de una causa orgánica.
Pero también hay otros casos en los que la causa orgánica y de conducta se presentan simultáneamente y otros en que estamos frente a un problema exclusivamente de comportamiento patológico o no, en estos hay que determinar el tipo de agresión presentada por el animal, diferenciadas por el contexto en el que aparecen y las posturas, gestos y movimientos que acompañan la secuencia de comportamiento.
Durante el diagnóstico siempre debe considerarse la edad y el tamaño del perro, la intensidad de su conducta agresiva y la edad y actitud de las personas a las que dirige la agresividad.
Si es un macho, la castración por sí sola no resuelve nunca el problema. Si es una hembra, según el caso, puede estar contraindicada.
La necesidad de un diagnóstico correcto hace que todos los casos de agresión deban ser tratados por un médico veterinario especializado en etología clínica o comportamiento, profesional capacitado para determinar la presencia de causas físicas sumadas o no al problema comportamental, él implementará el tratamiento cognitivo conductual más apropiado para cada situación en particular con el agregado o no de medicación si lo considera necesario.
En los problemas de agresión que no dependen de una causa exclusivamente orgánica, la prevención tiene un papel fundamental.
Cuando se desee convivir con un canino es importante asesorarse con el médico veterinario especializado para la elección y selección del perro más apropiado para el futuro propietario según sus condiciones de vida, y realizar el seguimiento de su conducta durante las etapas de cachorro y juvenil para criarlo en forma correcta según su perfil comportamental.
Si el animal ya manifiesta una conducta agresiva, en la mayoría de los casos el diagnóstico y el tratamiento adecuados, que puede realizarse en cualquier raza y edad, evitará la aparición de mordeduras más graves en el futuro retornándose a la buena convivencia en el hogar.
Resumiendo:
El comportamiento forma parte de la salud del animal y es lo que más va a afectar al dueño y a la comunidad.
Gruñir, mostrar los dientes, interponerse en el paso, agarrar las manos, brazos, pies o la ropa, montar, orinar adentro de la casa son conductas a las que debe darse importancia y requieren de un diagnóstico.
La agresión es un rasgo comportamental normal, muy pocas veces aceptable en el animal de compañía, también puede ser una patología de comportamiento o manifestación de una enfermedad orgánica.
Todos los problemas de conducta pueden prevenirse, es importante buscar asesoramiento antes de adoptar al animal o cuando recién llega al nuevo hogar.
Cuando el problema de comportamiento está presente el diagnóstico y tratamiento adecuados lo mejora o soluciona definitivamente en la mayoría de los casos independientemente de la edad o raza del animal. |