La displasia de cadera es una enfermedad compleja. Se produce por la intervención de múltiples factores.
El grado de desarrollo o el grado de manifestación de la enfermedad, varía desde mínimos cambios en la estructura del hueso y los cartílagos, a la total destrucción de la articulación como consecuencia secundaria a la incongruencia o a los cambios en la estructura primaria de la articulación. Los investigadores han estudiado intensamente defectos genéticos, químicos y metabólicos, pero la causa sigue siendo discutida.
Está demostrado, que influencias genéticas y ambientales contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Consecuentemente la enfermedad ha sido clasificada como poligénica o multigénica. (participación de un conjunto de genes)
Así es que los cachorros heredarán de sus padres ( carga genética) una mayor o menor predisposición o vulnerabilidad a desarrollar displasia y, según como sea su etapa de crecimiento (nutrición, tasa de ejercicio, tasa de crecimiento...), la manifestarán en mayor o menor medida.
INFLUENCIA DEL TAMAÑO CORPORAL
- Animales de talla grande y gigante con articulaciones blandas
Las razas que tienen un crecimiento muy rápido, dentro de los 4-6 meses están ya en las ¾ partes de su peso total, por ejemplo: Golden, Labrador, Cocker, San Bernardo, Ovejero alemán, Mastín y la mayoría de molosos, son animales con una estructura ósea de maduración muy lenta, en ocasiones el cierre de los discos de crecimiento se produce al año o más tarde, esto nos da unos cartílagos muy blandos susceptibles de lesión.
Las razas con la más baja prevalencia de displasia de cadera se asemejan a las medidas del perro ancestral. Los huesos son pequeños en diámetro y lisos, las patas son pequeñas y bien arqueadas y la forma de la cabeza es larga y redondeada.
INFLUENCIA DEL TIPO DE CUERPO
En general la conformación del cuerpo con menor prevalencia de displasia de cadera es delgado. La piel es fina, suave, estirada. Los músculos son prominentes, fuertes y convexos. A la disección en estas razas, la piel y el tejido subcutáneo raramente contienen 1% a 2% de grasa por peso corporal. Los ligamentos de las articulaciones están bien desarrollados, las fibras capsulares son fuertes con escaso tejido graso. Estos perros son veloces y bien coordinados en sus movimientos.
En el grupo de alto riesgo, en las razas dentro del tipo de gigantes, no solo son 2 o 3 veces más grandes que el perro ancestral sino que también su cuerpo tiene una conformación pesada, redonda y robusta.
Están presentes en estas razas, características acromegálicas. La grasa es abundante en el tejido subcutáneo y el acumulo puede llegar al 5% o al 10% del peso del cuerpo sobre los tejidos de los cuartos traseros.
En comparación con el grupo de más bajo porcentual de displasia, los músculos son menos prominentes y menos desarrollados. El tejido graso se infiltra en ligamentos y tendones. Las fibras de estas dos estructuras son menores en diámetro que las de las razas de menor riesgo. La marcha de las razas gigantes es menos suelta y más lenta.
MODELO DE CRECIMIENTO.
Las razas con alta prevalencia de la displasia crecen más rápido que aquellas del grupo de bajo riesgo. Generalmente los cachorros comen vorazmente.
En un estudio que involucró 222 Ovejeros Alemanes, el 63% de los perros que mostraron sobrepeso a los 60 días de edad, al año, fueron displásicos, mientras que solo el 37% de aquellos que pesaban menos fueron displásicos.
De todas formas la aparición de la displasia está condicionada a perros estaban genéticamente predispuestos.
Se recomienda en este caso que los cachorros crezcan con una dieta controlada, sin sobrepeso. Es probable que el desarrollo lo completen un poco después que otros más corpulentos (cuando eran cachorritos) pero la madurez de sus huesos, ligamentos y músculos será más pareja y armónica.
INFLUENCIA GENETICA Y HEREDABILIDAD
La heredabilidad expresa la magnitud de aparición de la enfermedad y tiene en cuenta la población de individuos influenciados por los factores ambientales.
La displasia tiene una heredabilidad de media a alta, debemos entonces poner la mira en la selección estricta de nuestros ejemplares reproductores.
A través de las pruebas de progenie (control de la descendencia) se demostró que la incidencia de la displasia disminuía notablemente cruzando ejemplares que no presentaran displasia, controlados radiográficamente desde el año de edad.
INFLUENCIAS AMBIENTALES Y DE MANEJO
En el perro, las uniones de la cadera son normales en el nacimiento; los huesos largos del feto son cortos durante vida prenatal, y las tensiones mecánicas que causan la dislocación de las cabezas femorales son mínimas.
Durante el crecimiento como ya dije, el peso a los 60 días de edad influye en caderas donde las fuerzas de tensión y tracción exceden la fuerza de contención de los tejidos finos de sostén de las articulaciones y modifican la congruencia de las cabezas femorales con los acetábulos.
El índice de la maduración de los músculos puede ser un factor heredado, por lo tanto, el grado de subluxation o incongruencia en los jóvenes se puede producir por la función muscular subnormal sumada a una laxitud de todos los componentes de la articulación.
En este caso debemos tener muy en cuenta la exigencia de ejercicio en los cachorros. Debemos estimularlos en el juego libre, pero nunca para un ejercicio metódico que pueda producir cansancio de las articulaciones, ligamentos y músculos.
INFLUENCIAS HORMONALES
Las hormonas no están asociadas al desarrollo de la displasia congénita de la cadera en seres humanos o animales.
DIETA
Una variedad de Alimentos balanceados se han utilizado en tentativas de alterar o de prevenir el curso de la displasia de la cadera en el perro. El tipo de dieta no modifica o no influye en la aparición de la enfermedad, pero si la crianza de perros con exceso de peso por ejercer un efecto mecánico negativo , exigiendo un mayor esfuerzo a las articulaciones y favoreciendo entonces la manifestación de la enfermedad.
Conclusiones
No utilice padres displásicos para la reproducción.
Controle la descendencia de sus reproductores.
No utilice hermanos o hijos de perros displásicos aunque se muestren libres, ya que si bien fenotipicamente no manifestaron la enfermedad, genéticamente pueden transmitirla.
Siga una línea de sangre segura, aunque siempre hay un porcentual de cachorros que puedan desarrollarla, será mucho menor que en las cruzas no controladas.
Controle el peso de los cachorros. No siempre los más gorditos son los que mejor van a desarrollar. No exponga a sus cachorros a ejercicios excesivos.
Referencias:
1. Orthopedic Foundation for Animals
2. Tarragó: ”Osteoartritis en el perro”. Revista Argos. Marzo 2002.
3. IVIS – internacional Veterinary Information Service. Displasia
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